Aceite de oliva Priego de Córdoba
El aceite de oliva, con su olor y sabor característico, es un elemento imprescindible en la cocina española. España es el mayor productor del mundo de aceite de oliva virgen extra. El aceite de oliva es virgen cuando no tiene contacto con productos químicos o disolventes orgánicos durante su elaboración (solo debe haber tenido el tratamiento de lavado, de centrifrugado y de filtrado), es decir, se obtiene de manera natural, por esa razón es el más natural de todos los aceites.
En la cooperativa de Castil de Campos, nos dedicamos desde hace más de 60 años a cultivar olivos y a producir aceite de oliva virgen extra. Este aceite se consigue gracias al zumo del fruto del olivo, pudiendo ser de las variedades: Picuda, Hojiblanca y Picual. Está considerado uno de los mejores aceites de la zona, un aceite de calidad suprema, el verdadero “oro líquido”, el mejor aliado de la Dieta Mediterránea.
Para que un aceite se considere virgen extra, debe mostrar los aromas y sabores de la aceituna y tener unos niveles de ácido oleico que no pueden superar los 0,8 grados. El aceite virgen extra es el más recomendado para cuidar de nuestra salud por las múltiples propiedades que aporta a nuestro cuerpo.
El aceite en la historia
El origen del aceite de oliva es incierto, se sabe que en la Edad de Cobre, en Oriente Próximo, ya se obtenía aceite de las aceitunas que era utilizado como aceite de lámparas y en medicina para preparar ungüentos. Más tarde, el aceite de oliva se convirtió en algo muy importante en la Antigua Grecia. En Micenas se cultivaban olivos en el siglo XIV a. C. Desde Creta, el aceite se exportaba a Egipto.
En el Antiguo Egipto, en el año 2.000 a. C., durante la dinastía XVIII, había cultivos de olivos a lo largo del delta del Nilo. El aceite que extraían lo utilizaban para la alimentación y para fabricar productos de cosmética. También lo usaban para las momificaciones y con las ramas de olivo fabricaban coronas y collares que luego les colocaban a las momias.
En la Antigua Roma, era popular el comercio del aceite de oliva, las rutas lo llevaban a Oriente Próximo y al norte de África, sobre todo a Túnez. Colocaban las ánforas aceiteras en las naves, estas ánforas eran tapadas con un disco de cerámica, sobre él, se colocaba una pasta elaborada con cal, cuando esta pasta entraba en contacto con el aire, el aceite que contenía el ánfora, se aislaba por completo. Estas ánforas solían transportar 50 kg. Los romanos comían aceitunas en salmuera o en conserva aromatizada. Los trozos de aceituna que se rompían las utilizaban para la calefacción.
Recuerda, la mejor opción para disfrutar de un extraordinario aceite de oliva extra, es el de la cooperativa Castil de Campos de Priego de Córdoba.
¡No te arrepentirás, es sin duda el auténtico aceite de oliva extra!